¿Qué requisitos debe cumplir un buen socorrista?

El de socorrista es, sin duda, uno de los empleos estrella durante el verano, pues muchos estudiantes, deportistas y otras personas apasionadas por la salud y el ocio al aire libre encuentran en este trabajo la perfecta combinación entre sus aficiones deportivas y un empleo bien remunerado que, en muchos casos, se puede compatibilizar con otras actividades laborales o educativas.

No obstante, para llevar a cabo esta importante labor, la vigilancia de playas, piscinas y otros centros acuáticos recreativos y deportivos, es muy importante contar no sólo con la formación adecuada, sino también con una serie de valores, capacidades y aptitudes que conforman la figura de un buen socorrista, no importa en qué lugar o instalaciones deportivas desempeñe su labor.

Estos son, tomando como referencia las recomendaciones del Centro de Emergencias, Salvamento y Socorrismo, los requisitos imprescindibles que todo buen socorrista debe poseer.

Requisitos de un buen socorrista

Decálogo de requisitos del buen socorrista

Formación en salvamento y socorrismo adecuada y actualizada

La formación en Salvamento y Socorrismo debe ser adecuada a la responsabilidad que el trabajo conlleva y, sobre todo, deben actualizarse periódicamente, para refrescar los conocimientos, pues son esenciales para ser capaz de resolver cualquier situación que tenga lugar en la playa o instalación deportiva o de ocio acuática que se va a custodiar.

Buena preparación física y técnica

La condición física del socorrista es esencial para asegurar su capacidad de respuesta ante rescates y salvamentos. Por tanto, se debe entrenar las tres características que serán cruciales en caso de emergencia: la fuerza, la velocidad y la resistencia.

Por otro lado, se debe controlar y practicar la técnica de rescate, pues es tan importante como una buena condición física. Una persona en estado de pánico y confusión durante un rescate puede tirar de un socorrista y desestabilizarlo e incluso hundirlo si no aplica la técnica de salvamento adecuada.

Ambas, técnica y preparación física, deben trabajarse de forma constante para mantener en un estado óptimo las cualidades del rescatista.

Atención plena / concentración

La vigilancia en socorrismo debe llevarse a cabo aplicando una alta concentración y una atención plena. De este modo podremos lograr focalizar toda nuestra capacidad en la detección de posibles peligros o situaciones no seguras. 

Aunque en días de gran afluencia de personas los socorristas suelen estar activos y con la mente despejada, también hay días de calma. Esos días pueden provocar en el personal de socorrismo la pérdida de concentración, ante la sensación de tenerlo “todo” controlado.

Existen algunas técnicas y estrategias que se deben aplicar para reducir el sopor y el estatismo durante las vigilancias. Cambiar de posición cada pocos minutos, realizar diferentes tareas dentro de nuestro puesto, desplazamientos periódicos, cierto ejercicio físico puede mantener nuestra tensión corporal.

En días de calor es recomendable también reducir la temperatura corporal refrescándose periódicamente, y mantener la hidratación. Las comidas durante el tiempo de vigilancia deben ser frugales, para evitar el momento “digestión” que pudiera aletargar los sentidos.

Por último, se debe evitar las distracciones, utilizando los móviles sólo cuando sea estrictamente necesario.

Responsabilidad y puntualidad

El trabajo del socorrista conlleva una alta responsabilidad, siendo la persona de la que puede llegar a depender la vida de un bañista o usuario. Por ello, la puntualidad es esencial para cubrir nuestra jornada totalmente y que la instalación no se encuentre desatendida durante nuestro turno. 

El socorrista debe ser una persona de alta responsabilidad, aplicándola en las distintas tareas que ha de realizar, siendo concienzudo y exhaustivo para no dejar cabos sueltos que dificulten el salvamento cuando sea necesario.

Dedicación y voluntad de ayuda

El socorrismo es, como muchos otros trabajos del ámbito sanitario, muy vocacional. 

Pensar en ser socorrista sólo por el hecho de trabajar en una playa o instalación deportiva, puede ser un problema, si después, llegado el momento de un salvamento, no somos capaces de activar nuestro instinto y templar nuestros nervios para cumplir con el deber de socorro.

Durante la formación intensiva de socorrista se aprende sobre todas las cuestiones y necesidades que pueden surgir en una playa o instalación acuática, y se plantean muchas casuísticas de salvamento para desenvolvernos con soltura cuando llegue el momento. 

Será entonces, al finalizar la formación, cuando cada uno decidirá sobre su capacidad y vocación.

Respeto

En una playa o centro deportivo acuático coexisten personas de muy diferentes ámbitos y culturas. Mantener una actitud de respeto a todas las personas es esencial, pues el socorrista se convierte en nuestra figura de referencia, y se debe responder adecuadamente a esa espectativa.

La autoridad debe, por tanto, ir acompañada de respeto y mucha asertividad, para resolver cualquier situación de forma adecuada.

Capacidad de anticipación y rapidez de respuesta

El socorrista controla el espacio total, tanto acuático como del resto de la instalación, y es el responsable de dar respuesta a cualquier situación de peligro, pero también será el encargado de anticipar problemas, evitando así que situaciones más difíciles se den.

La rapidez de respuesta debe ser otro de sus dones, y cuando el peligro se dé, el personal de salvamento deberá actuar con agilidad y sin demora, pues los segundos en un salvamento son cruciales, y son la diferencia entre un ahogado o una persona sana y salva.

Seguridad en sí mismo / autoridad

Al ser referente en playas y piscinas, otro de los grandes requisitos para ser un buen socorrista es demostrar autoridad, con asertividad, como ya hemos dicho, pero ejerciendo el poder que se le otorga en la vigilancia de los espacios acuáticos. No debe dudar de sí mismo, y debe tener la seguridad para reclamar atención, utilizar un altavoz para avisar a los bañistas, o mediar en cualquier cuestión que pueda poner en riesgo la seguridad de cualquier usuario.

Sus órdenes deben ser claras y concisas, para que sus recomendaciones o requerimientos sean seguidos y proteger así el espacio que vigila.

Autoconocimiento de capacidades y limitaciones

La persona socorrista deberá conocer sus capacidades, pero también sus limitaciones, sobre todo en cuestión de su fuerza y resistencia. De esta forma, podrá trabajar estas habilidades y mejorarlas a lo largo del tiempo y, sobre todo, evitará ponerse en riesgo y poner en peligro al bañista al realizar el salvamento. Según cada situación, deberá aplicar la técnica más adecuada para realizar el rescate con seguridad.

Alta tolerancia al estrés

En las playas y piscinas se pueden vivir situaciones de gran estrés y tensión, y estos sentimientos deben ser controlados por el socorrista para que no repercutan en su rendimiento cuando sea necesario entrar en el agua o en los momentos en que deba demostrar su autoridad.

Aunque es parte de nuestro carácter, el miedo se puede controlar. Y para disminuir al máximo el miedo, nada como sentirse preparado y dominar la técnica. Cuando dominamos una materia nos sentimos más seguros, con más confianza, y nuestros miedos pasan a un segundo plano, pues sabemos exactamente cómo actuar.


Y tú, ¿reúnes los requisitos que debe tener un buen socorrista?

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